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La posada

Todo el confort, servicios de calidad y atención personalizada proporcionando a nuestros huéspedes una experiencia inolvidable.

Y Ud. es parte privilegiada de este clima y de esta maravillosa vista.

Posee también una piscina para adultos y otra para niños, además de un hidromasaje climatizado con una de las vistas más lindas de Búzios.

Localizada cerca de la playa João Fernandes, una de las playas más conocidas de la ciudad, y a cinco minutos de auto hasta el centro de Búzios.

Tenemos paquetes especiales para Ud. y su familia
Escoja la mejor opción.

Habitaciones Standard equipados con aire acondicionado, frigobar, TV, ventilador de techo, cofre de seguridad, telefono y balcón con vista al mar.

La Suite Master está lista para ofrecer a la pareja el confort que desea, con un hidromasaje dentro del cuarto, pudiendo admirar una vista maravillosa del mar de Búzios.

Nuestros habitaciones están construidos con el estilo de la arquitectura buziana, con materiales como madera, vidrio y tejas coloniales, distribuidos en una bella colina de exuberante vegetación, ofrece un fácil acceso a la playa João Fernandes y al centro de la ciudad. También ofrecemos nuestro transporte gratuito, en horarios programados, de lunes a sábado.

La leyenda

En las orillas de un torrentoso río cordillerano, cuyo nacimiento estaba en un tranquilo lago encerrado entre montañas nevadas, vivía una tribu de indígenas mapuches.

Quintral, hijo del cacique le gustaba recorrer cazando y pescando en la orilla del rio y así llegaba hasta el brillante espejo del lago. Fue en uno de esos paseos que conoció a Amancay, quien se enamoró de aquel joven apuesto y valiente, llegando a convertirse este sentimiento en el amor irrealizable, por ser ella de origen humilde.

De esta manera fue pasando el tiempo, hasta que un día llegó hasta ellos una epidemia que comenzó a diezmar la tribu, cayendo enfermo el joven indígena. Ante la imposibilidad de lograr su mejoría y enterada Amancay, consultó a una Machi (curandera), quien le confió el secreto para obtener el remedio: el mismo consistía en una infusión preparada con una flor que crecía en las cumbres heladas.

A sabiendas del peligro que corría, pero impulsada por su amor hacia el joven, lanzóse Amancay a la temeraria empresa, logrando su fin. Ya en el descenso, feliz por haber logrado su cometido, al pie de una hermosa cascada, vio cernirse sobre ella la amenazante figura del cóndor, quien le exigió que abandonara la preciada flor. Ante la negativa de Amancay, propuso a ésta que le dejase en cambio su corazón, lo cuál aceptó la joven sin titubear. Alejóse el rey de las alturas con el pequeño corazón entre sus garras, emprendiendo vuelo hacia su morada tiñendo de gotas rojas su camino con la sangre que manaba del corazón. Y en aquellos lugares regados y vivificados con la sangre de aquella indiecita, fue creciendo una preciosa flor de varios pétalos, bella como su origen, teñida con gotas rojas de la sangre que había sido derramada en ofrenda a aquel sentimiento, queriendo pregonar de esta manera, un mensaje de amor por todos los valles y montañas de la cordillera.